Contaminación atmosférica en Latinoamérica: oportunidad para abordar el cambio climático y la salud pública

La contaminación del aire es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo ambiental más grande para la salud en las Américas. El tema del Día Internacional del Medio Ambiente este año es “Contaminación Atmosférica”, y la oportunidad para destacar la gravedad del problema no podría venir en un momento más apropiado.

Los puntos rojos representan incendios activos entre el 11 y 12 de mayo. Se observa una mayor concentración en México y partes de Centroamérica.

Credit: FIRMS/NASA

La contaminación del aire es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo ambiental más grande para la salud en las Américas. El tema del Día Internacional del Medio Ambiente este año es “Contaminación Atmosférica”, y la oportunidad para destacar la gravedad del problema no podría venir en un momento más apropiado.

Hace pocas semanas, México sufrió niveles de contaminación atmosférica terribles cuando incendios quemaron mucho del paisaje del país, sumando a 343,545 hectáreas en 32 entidades federativas entre enero y mayo. Como consecuencia, la calidad del aire en México alcanzó niveles toxicas en varios estados, el gobierno cerro las escuelas y le recomendó a la población que se quedaran dentro de sus casas.

Al mismo tiempo y al otro lado de América Latina, Chile se prepara para el invierno, la época del año que presenta mayor toxicidad del aire debido al uso predominante de leña para calefacción en casas y edificios. Debido a eso, las ciudades en el centro-sur y sur del país típicamente tienen niveles de contaminación del aire que son entre los peores en el hemisférico occidental. Diez millones de chilenos viven en zonas declaradas saturadas por la contaminación atmosférica de material particulado fino.

Además, la mayoría de los países y ciudades en la región no cuentan con estándares de eficiencia vehicular, de emisiones de vehículos, ni de calidad de combustibles. Esto significa que la mayoría de los vehículos livianos y pesados en la región emiten dióxido de carbono (CO2) y material particulado, contribuyendo a la contaminación del aire en la región—y la tasa de sus emisiones está incrementando debido al crecimiento del número de vehículos.

Una capa densa de smog se puede observar durante un invierno en Santiago.

Credit: Saperaud / Wikimedia Commons

Estas fuentes de contaminación atmosférica—vehículos, leña, e incendios—son muy dañinas para la salud pública y el clima porque contienen un material particulado fino denominado carbono negro.

El carbono negro es un componente importante del hollín que viene de la combustión incompleta de diésel y leña (especialmente leña mojada), entre otras fuentes. Los expertos de la salud han vinculado la exposición al carbono negro con la disminución de la función vascular y problemas respiratorios, incluyendo el asma agravado, la disminución de la función pulmonar y la inflamación pulmonar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha determinado que el escape de diésel, la contaminación del aire exterior, y el material particulado (que incluye al carbono negro) causan cáncer.

El carbono negro tampoco es bueno para el clima. De hecho, los científicos han identificado al carbono negro como el segundo contribuyente al cambio climático más poderoso después del CO2. Como un contaminante climático de vida corta (CCVC), las emisiones de carbono negro duran en la atmósfera por unos días, lo que significa que sus efectos se pueden sentir casi inmediatamente, pero también los beneficios de erradicarlo.

La buena noticia es que países, ciudades, y comunidades tienen la oportunidad de enfrentar el cambio climático y al mismo tiempo mejorar la calidad del aire para sus ciudadanos al reducir la contaminación atmosférica y frenar las emisiones de carbono negro en particular. Adémas, las soluciones políticas y tecnológicas ya existen. Las regulaciones para las emisiones y eficiencia de vehículos, al igual que la calidad de los combustibles que los vehículos usan, son elementos claves en los sistemas de transporte limpio alrededor del mundo. Bicicletas, zonas peatonales, transporte público, electromovilidad—todos podrían desempeñar un rol significativo en la reducción de la contaminación del aire en ciudades en Latinoamérica.

Para reducir la contaminación por la quema de leña, se pueden instalar aislamientos térmicos en las casas y edificios, mejorando la eficiencia energética de los mismos edificios y evitando el uso de tanta leña. Al mismo tiempo, el gobierno y el sector privado podrían desarrollar nuevas alternativas de calefacción, como la calefacción distrital o los sistemas fotovoltaicos con almacenamiento a escala residencial. 

De hecho, ya hay mucho progreso en Latinoamérica para avanzar con políticas públicas, iniciativas del sector privado, innovación en el mundo financiero, y acción de la sociedad civil. He tenido la suerte de participar en un evento la semana pasada en Santiago de Chile enfocado específicamente en reducir las emisiones de carbono negro e incluirlo dentro de la actualización del compromiso climático internacional de Chile dentro del Acuerdo de Paris. (NRDC lo organizó en conjunto con la Asociación Interamericana de Defensa del Ambiente (AIDA) y el Ministerio del Medio Ambiente de Chile.)

Y, tengo la suerte de escribir este blog desde el Latam Mobility Summit en Medellín, Colombia, donde los cientos de participantes están muy entusiasmados y optimistas sobre el futuro del transporte sustentable en la región.

Afiche para un festival para aire más limpio en Medellin

Credit: Author

Este año, el Dia del Medio Ambiente es un recordatorio importante que podemos resolver dos problemas graves al mismo tiempo, la amenaza a la salud pública y el calentamiento global. Las soluciones y la voluntad ya existen, así que ahora tenemos que tomar acción. 

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