Emergencia en los océanos

Escrito por Julie Packard

Se que no podemos dejar de ver con alarma en lo que se desarrolla la tragedia que es el derrame de petróleo en el Golfo de México.  Los impactos son serios, tanto para los humanos que para la vida marina.  Aunque el derrame de petróleo es dramático y desastroso, no es la amenaza más grande que enfrentan los océanos.

Los océanos están marcando el 9-1-1 y es nuestra obligación contestar la llamada.

Para la vida marina, este derramo en el Golfo sin precedentes viene al peor momento: el apogeo de desovo para especies en peligro como el atún de aleta azul, varias especies de tortugas marinas, e incluso aves migratorias y especies con valor comerciales como los camarones y cangrejos azules.

(Investigaciones del Tuna Research and Conservation Center, en las cuales el Monterey Bay Aquarium es un socio, indican que el derrame afecta a los lugares de desovo usados por el atún de aleta azul atlántico.)

La primera tarea crítica es tapar el flujo de petróleo en lo que las aves, tortugas marinas, mamíferos marinos y otros animales marinos afectados por el derrame son rescatados.  Personal del Acuario están listos y dispuestos para ayudar en estos esfuerzos, como hicimos para las nutrias marinas en 1989 después del derrame Exxon Valdez, y para las aves en la Bahía de San Francisco después del derrame Cosco Buscan.   Somos parte de Oilded Wildlife Care Network de California, el cual esta proveyendo su pericia –y apoyo-a colegas en el Golfo.

No existe forma de predecir que tan extensos serán los impactos del derrame,  pero sí se sabe que los efectos se sentirán por décadas.  Científicos del Acuario aun están investigando los efectos a largo plazo en la populación de nutrias marinas en Alaska del derrame Exxon Valdez.

Aunque es fácil culpar la industria y el gobierno por el derrame, el culpable subyacente es nuestra dependencia colectiva en combustibles fósiles.  La respuesta verdadera es en reducir la dependencia en estas fuentes de energía con alto riesgo.  Por eso me da gusto ver que hay gran inversión privada en el área de renovables y el recién apruebo federal de nuevos proyectos como parques eólicos.

Estos son pasos positivos en atenuar lo que yo creo es el más grande reto que enfrentan los océanos: el “invisible” polución de carbono que esta calentando a los océanos y convirtiendo el agua salada más acídica. Polución de carbono amenaza la vida marina en maneras que hacen que el daño del derrame del Golfo parezca enano. 

El Acuario también esta apoyando esfuerzos para crear política oceánica nacional que protegerá hábitats críticos para la vida marina.  Y estamos trabajando en establecer áreas marinas protegidas – incluyendo a reservas marinas con protección completa—para que la vida marina tenga donde recuperarse y repoblar aguas alrededor de catástrofes como este.

Espero que encuentren consuelo en saber que individuos y organizaciones apasionantes, como el Monterey Bay Aquarium, están trabajando para crear mejores salvaguardas ambientales y, más importante, que están elevando la conciencia pública sobre la necesidad de proteger los océanos para el futuro.

Tengo confianza que, juntos, contestaremos esta llamada.


Biografía:

Julie Packard es la Directora Ejecutiva del Monterey Bay Aquarium. Basada en su obra como miembro de la junta directiva de la Fundación David y Lucile Packard, a finales de los años setenta, Julie ayudó a fundar el Monterey Bay Aquarium, el primer acuario público de importancia nacional dedicado a interpretar a una sola región: la Bahía de Monterrey.

En su 20º aniversario, el acuario creó el Centro para el Futuro de los Océanos que protege los océanos impulsando políticas sensatas para su conservación. Julie también fue miembra de la Comisión del Océano del Centro Pew, que en 2003 presentó sus recomendaciones para realizar una exhaustiva revisión de las políticas oceánicas nacionales.

Packard continúa siendo miembra de la Iniciativa conjunta de la Comisión del Océano. Se ha desempeñado durante 30 años como miembra del consejo de administración de la Fundación David y Lucile Packard dedicándose de lleno a sus programas de conservación y de ciencias.