La legislación energética de México es esencial para la lucha contra el cambio climático

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El presidente de México, Enrique Peña Nieto, habló en la Vigésima Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (o COP) en Lima, Perú, la semana pasada sobre el compromiso mexicano para combatir el cambio climático, incluyendo una  contribución de US $10 millones para el Fondo Verde del Clima (o GCF) y US $20 millones para el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (o GEF). También destacó varios objetivos nacionales establecidos por ley en 2012, incluyendo reducir las emisiones en un 30 por ciento para el 2020 (en relación al año  2000),  y en un 50 por ciento para el 2050, así como generar un 35 por ciento de la energía en el país con fuentes de energía que no son combustibles fósiles para el 2024.* Es evidente que para poder alcanzar estos objetivos, se tendrán que tomar acciones concretas en el país para hacer frente a la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero—el sector energético.

Mientras Peña Nieto y otros líderes mundiales se reunieron en la COP para discutir el cambio climático global, un debate importante se ha desenvuelto en México acerca de un proyecto de ley para la transición energética que  ayudaría al país a cumplir con sus objetivos climáticos. Si la propuesta que se encuentra ante el Congreso fuese aprobada, regularía el uso sustentable de la energía y establecería objetivos para la energía limpia y las emisiones—y por lo tanto ayudaría a que México cumpla con sus objetivos climáticos.

Para comprender el debate actual se necesita, en primer lugar, conocer los antecedentes:

En diciembre de 2013, el Congreso Mexicano modificó su constitución para reformar por completo el sector energético permitiendo así las inversiones privadas y extranjeras y una restructuración considerable del sector energético. Aunque era claro que esta reforma revitalizaría el rezagado sector de petróleo y gas del país, también se habló mucho sobre el potencial de la reforma para impulsar la energía renovable y la eficiencia energética. También era evidente que la legislación secundaria para implementar la reforma sería en realidad lo que definiría cómo la reforma se desarrollaría. Desafortunadamente, la legislación secundaria aprobada hace unos meses se centró principalmente en el sector de los combustibles fósiles y desaprovecho oportunidades para promover la energía limpia en el país. Recientemente, el gobierno ha sido criticado por no alinear su desarrollo energético con sus objetivos climáticos.

Ahora, la nueva legislación propuesta, llamada la Ley de Transición Energética (LTE), se está discutiendo en el Congreso, y podría subsanar las deficiencias presentes en las leyes anteriores. El 10 de diciembre la Comisión de Energía y la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales  de la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley, y el pasado lunes 294 diputados de la Cámara de Diputados lo aprobaron. El proyecto ahora está en espera de ser votado en el Senado.

Entre otras cosas, la Ley de Transición Energética:

  • fija la meta nacional de participación de energías limpias a un 35 por ciento para el 2024, la cual se prevé incremente de manera gradual a un 60 por ciento para el 2050;
  • establece un programa de red eléctrica inteligente;
  • recomienda la incorporación de factores sociales y ambientales en las evaluaciones de proyectos de energía;
  • crea el Consejo Consultivo para la Transición Energética, con representación del sector privado y la sociedad civil, para supervisar el proceso.

La buena noticia es que México tiene abundantes recursos de energía renovable. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma señalaron recientemente que el país tiene el potencial para generar  100 por ciento  de su consumo energético con energía solar , según datos del servicio meteorológico del país. Ellos esperan que la capacidad solar nacional  aumente más de 1.000 MW en los próximos cinco años. El Consejo Mundial de Energía Eólica cita el potencial de añadir 12.000 MW de parques eólicos en los próximos ocho años. El potencial geotérmico del país es segundo en el mundo después de Indonesia, aunque sólo una fracción ha sido aprovechada para la generación de energía.

Para que México pueda cumplir con sus objetivos climáticos, es necesario que se adopte legislación que promueva las energías renovables y la eficiencia energética y que contenga disposiciones fuertes. Organizaciones de la sociedad civil mexicana que trabajan en los temas de energía y ambiente han estado discutiendo el tema: aquí se encuentra una carta de parte de 24 ONGs a los legisladores, y aquí se encuentra un comunicado de WWF México. Como han dicho el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y sus colegas: “El Gobierno de México -encabezado por el Presidente Enrique Peña Nieto- y representantes del Congreso de la Unión, participaron en la COP20 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Ambos Poderes reafirmaron en Lima su compromiso para combatir el cambio climático, incluyendo su interés en avanzar firmemente en los esfuerzos nacionales necesarios para lograrlo. Sería grave y contradictorio que cedieran a las presiones [del sector empresarial] para modificar el Dictamen de la Ley de Transición Energética en detrimento a los esfuerzos de México para atender de fondo las causas del calentamiento global.”

La Ley de Transición Energética será discutida, debatida y re-discutida. Si emerge de este proceso con disposiciones fuertes, la ley ayudará en gran medida a que México cumpla con sus propios objetivos de energía—y por lo tanto contribuya al reto mundial de luchar contra el cambio climático.

*Esto incluye las energías renovables, hidroeléctricas grandes y las centrales nucleares. Hay cierto debate sobre si el gas natural también sería incluido.