Haciendo más con menos energía

Este es el título de un artículo publicado el 1ero de Septiembre en el New York Times, el cual comienza con la periodista, Erica Geis, recordándonos que el uso eficiente de energía es equivalente a la construcción de una central eléctrica, sin incurrir el gasto por completarla ni la contaminación que emitiría, un hecho que a muchos se les olvida.

El artículo cita a varios expertos en política energética, incluyendo a Cathy Zoi, subsecretaria del Departamento de Energía de los EE.UU. y el profesor Lester Lave de la Universidad Carnegie Mellon, quienes coincidieron en que hay un inmenso potencial para ahorrar dinero y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la adquisición de recursos en eficiencia energética actualmente ignorados. El artículo concluye que hacer caso omiso de estas medidas es como no recoger XX "billetes de 100 dólares del suelo.”

¿Qué tan grande es el potencial de la eficiencia energética? Mucho más grande de lo que pensamos. Mi nuevo libro, Invisible Energy (Energía Invisible) muestra cómo podríamos ahorrar más del 80 por ciento en el consumo de energía previsto para el año 2050. Si bien este número es mucho mayor que las estimaciones realizadas por otros estudios, los autores de esos otros estudios están de acuerdo con mi explicación de que estos resultados son más modestos debido al enfoque excesivamente prudente que toman.

Estos estudios sólo cuentan las tecnologías existentes, dijo el Sr. Lave, reconociendo que el hecho resulta en una subestimación del verdadero potencial. "Lo poco probable es que no habrá avance tecnológico alguno en lo disponible hoy en día."

Mundialmente, el monto de los ahorros ignorados llega a los $10 billones de dólares al año.

El potencial de ahorro sobrepasa las fronteras nacionales – los países de ingresos medios disponen de recursos en eficiencia similares o incluso mayores que los países más ricos, ya que comienzan desde un punto más bajo. Por ejemplo, en algunos países de bajos ingresos, residentes de zonas rurales carecen de electricidad y usan lámparas de queroseno para la iluminación, una tecnología que utiliza cientos de veces más energía que las lámparas modernas. Sería más rentable y cientos de veces más eficiente sustituir las lámparas de keroseno con lámparas LED de energía solar. El Ministerio de Construcción de la China calcula que los edificios en ese país usan tres veces la energía de edificios semejantes en EE.UU.  De modo que si ahorramos un 50 por ciento de la energía en las edificaciones en Estados Unidos, las mismas tecnologías ahorrarían un 83 por ciento en la China.

La eficiencia energética ofrece una opción a la actual desaceleración económica mundial. Nos saca del dilema económico de cómo podemos aumentar el gasto de los consumidores y empresas sin incurrir en la deuda nacional. La solución resulta debido a que las inversiones en eficiencia suelen restituir el costo adicional en menos de tres años. Podemos crear inversiones en eficiencia incluso con dinero prestado, ya que se puede pagar el préstamo con intereses en tres años y ganar dinero por el resto de la vida de las medidas tomadas.

Exploro estas cuestiones con mayor profundidad en mis blogs y en mi libro Invisible Energy (ambos en inglés).