"¡No a la Shell!" No a la exploración petrolera en el ártico

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Les comparto este blog escrito por Catherine Schmidt, becaria de NRDC en Montana.

Razones por qué dije "¡No a la Shell!" y tu debes decirlo tambien

El sábado, 18 de julio de 2015, 25 manifestantes se reunieron en el Embalse Hyalite cerca de Bozeman, Montana- un lugar que está a 2,500 millas al sur del Océano Ártico donde la Royal Dutch Shell quiere perforar para extraer petróleo. El grupo remó en kayaks, canoas, y botes o vadeó por el lago para subir afiches que leían, "!Paremos a la Shell!", "Salvemos el Ártico, salvemos el clima", y "No a la Shell". Todos vinieron por una razón: para unirse al movimiento nacional que en este día emergía en centros políticos a través de 17 ciudades de los Estados Unidos- como Washington, D.C., Nueva York y Chicago- para oponerse a los planes de perforación petrolera de Shell en el Mar Chukchi.

Manifestantes se unen en un grito: "¡Shell NO!", no a la perforación petrolera en el Ártico. Foto cortesía de: Catherine Schmidt

Con un lago frio al lado de montañas cubiertas de pinos, la protesta de Bozeman se parecía a las condiciones de un día de verano en Alaska. Me di cuenta, yo, una recién llegada a Bozeman y la organizadora de la protesta, que quizás era la familiaridad con una naturaleza prístina lo que motivaba a los montanos a luchar contra la perforación de petróleo en Alaska en un sábado.

Una de las razones contra la excavación petrolera en el Ártico es que la extracción y la producción de petróleo amenazarían a la vasta biodiversidad que llama a esta región su hogar. Tales como osos polares, morsas del Pacífico, focas anilladas y ballenas de Groenlandia, somorgujos y frailecillos son ejemplos de los especies icónicas que habitan el Mar Chukchi. El fomento petrolero en alta mar afectará la capacidad para comunicarse, viajar, y buscar comida- además puede causar graves heridas o la muerte. Un derrame de petróleo en su medioambiente sería devastador tanto para la vida silvestre como para las comunidades aledañas.

Una estadística que se ha distribuido ampliamente sobre la perforación del Océano Árctico es la probabilidad de un 75 por ciento de un derrame de más que 1,000 galones. Al considerar la mala reputación de Shell con respecto a la excavación Ártica, no existe ninguna razón para creer que esta probabilidad vaya a disminuir. Como muchos eruditos señalan, fue difícil limpiar el Golfo de México; con el calamitoso clima del Ártico el proceso de limpiar sería una proeza vana. Y como muchos conservacionistas señalan, el frágil ecosistema está indefenso para este ataque extranjero.

Aunque mis prioridades incluyen los derechos de los animales y la conservación de la fauna, son las implicaciones para el clima al producir y quemar petróleo lo que al principio avivó mi impulso contra Shell y contra la perforación. Hace algunos años el artículo "Global Warming's Terrifying New Math" penetró mis capas de ecologismo, y ahora los números 2°C, 565 giga toneladas, y 2,795 giga toneladas significan algo muy importante para mí. El Mar Chukchi contiene casi 12 giga toneladas de petróleo, una cantidad que si se quema, pondrá a la atmosfera más cerca de las 565 giga toneladas de dióxido de carbono que puede sostener antes de una catástrofe climática.

Las desventajas económicas proveen otras razones para objetar la excavación petrolera en el Ártico. Shell ha invertido $7 mil millones en el proyecto y espera una ganancia mayor. Aunque, el proyecto todavía demanda mil millones de dólares de los contribuyentes para cubrir la construcción de salvaguardas, como los barcos rompehielos para los guardacostas estadounidenses, puertos árticos en alta mar, y tecnología y programas de entrenamiento para recuperación de derrame de petróleo.

Finalmente, el problema básico de cada escritor, periodista, manifestante, ciudadano, de las discusiones climáticas, económicas y de conservación en contra de la perforación de petróleo es un elemento universal: la perspectiva humana. Esta incluye los pescadores y las familias locales, y los pueblos originarios, los Inupiat que residen en las regiones más norte del país y el daño potencial que la perforación ártica representa para su subsistencia, economía, cultura, y salud.

Por ejemplo, algunas tribus indígenas cerca de la Ladera Norte de Alaska mantienen sus prácticas culturales por una caza anual de ballenas de Groenlandia, que provee un suministro de carne para un año. Un derrame de petróleo en el Ártico terminaría con la caza además de la sabiduría cultural que es dejada en herencia y practicada durante este evento. Recientemente, algunos residentes de Unalaska tomaron una posición de protesta de, "¡No a la Shell!" afuera del puerto de Dutch Harbor.

Aun si el funcionamiento de Shell transcurre sin contratiempos (que no sucederá), las emisiones de carbono al quemar el petróleo ártico superarán lo que nuestra atmosfera puede soportar. Cuando un derrame ocurra será casi imposible limpiarlo debido a las condiciones meteorológicas, las condiciones del océano, la lejanía, la falta de infraestructura, etc. Tras un derrame las corrientes del océano difundirán el petróleo alrededor del mundo, afectándonos a todos.

La perforación en la Árctico es peligrosa, cara, y perjudicial al planeta. Por favor únete al movimiento hoy y grita, "Shell no!"