La culpa de los precios altos en las gasolineras yace en la oferta y la demanda global

El cambio climático avanza aceleradamente y amenaza a la humanidad, mientras que un enorme bloque político en EE. UU. se venda los ojos ante la realidad de un mercado global para seguir llenándole los bolsillos grandes de los oligarcas y sus cabilderos .

Ya sea que la gente lo acepte o no, no hay solución mágica al aumento en los precios de la gasolina. Pero eso no ha impedido que muchos, especialmente los políticos, se culpen los unos a los otros, asimismo instigando pánico y confusión en el público estadounidense.

La realidad es que, la gasolina, como todo producto global, ve sus precios subir y bajar debido a una serie de factores.  En su caso son: El precio del barril de crudo, la capacidad de refinamiento, la inestabilidad política en países productores de petróleo, y la acelerada demanda en países emergentes como China.

Sin embargo, algunos piensan que la Constitución les garantiza a los estadounidenses el “derecho" a consumir gasolina barata a pesar de que el único precio que es justo es lo que el mercado puede sostener. Es por eso que ningún presidente o ley puede controlar lo que pagamos en la gasolinera. Cualquier político que diga lo contrario está tratando de venderle al público un gato por liebre.

¿Pero qué hacemos para dejar de derramar dólares quemando combustibles sucios?  Pues tenemos que romper los lasos que nos hacen tan dependientes del petróleo y el gas natural.  

Para comenzar, tenemos que dejar de recompensar a las compañías petroleras multinacionales que obtienen ganancias sin precedentes.  Las 5 empresas de petróleo más grandes tuvieron ganancias record en 2011 de $137 mil millones mientras que continúan recibiendo $4 mil millones en subsidios federales cada año. 

Los nuevos estándares de eficiencia de combustible son un paso importante hacia el fin de nuestra relación autodestructiva con los combustibles sucios. La decisión del gobierno de aumentar los estándares de kilometraje de coches nuevos a 54,5 millas por galón para el año 2025 le ahorrará al conductor promedio unos 4.400 dólares durante la vida útil del vehículo. Eso es dinero en nuestros bolsillos, no en los de las petroleras.

Inversiones inteligentes en infraestructura de tránsito dará más alternativas a la gente que pagar en la gasolinera, mientras que al mismo tiempo, descongestionarían el tráfico en las carreteras. Buses limpios,  sistemas de trenes ligero, aceras y carriles seguros para peatones y ciclistas, además de combustibles sostenibles, le proveerán a la gente más formas de llegar a donde necesitan ir, sin depender de la gasolina.

Para el año 2030, podríamos ver nuestras importaciones de petróleo reducidas por un 50 por ciento si invertimos en vehículos más eficientes, combustibles más limpios y más opciones de transporte público.

Afortunadamente, no todo el mundo está de acuerdo con aquellos economistas y expertos que arduamente taladran esta falsedad en las mentes de los consumidores.  Estos son algunos de los recientes comentarios en la prensa a favor del sentido común y la lógica:

“A diferencia del gas natural, que es costoso para transportar por los océanos, el petróleo se cotiza en un mercado mundial y los factores principales que mueven los precios en ese mercado generalmente tienen poco que ver con lo que sucede en Estados Unidos. Los precios del petróleo están subiendo debido al aumento en la demanda de China y otras economías emergentes; y más recientemente debido a los temores de guerra en el Medio Oriente. Estas fuerzas fácilmente superan cualquier presión que un aumento de producción en EE.UU. pueda ejercer para bajar los precios. Y lo mismo ocurriría si los republicanos consiguieran lo que pretenden y las compañías petroleras fueran liberadas a perforar donde quieran en el Golfo de México y la tundra [de Alaska]: El efecto sobre los precios en la bomba sería insignificante.” – NY Times

“Si la complacencia política e ideas a medio cocinar pudieran llenar los tanques de gasolina de los estadounidenses, el aumento de los precios más reciente en la estación de servicio no serían un problema. Como suele suceder cuando los precios de la gasolina aumentan, los políticos además de culparse unos a otros excesivamente, muestran ignorancia. Si hay una estrategia de buena energía en todas las críticas, está bien escondida.” – USA Today

“¿Tiene un presidente realmente tanto control sobre lo que la gasolina cuesta para que usted pueda llenar su coche? La respuesta es corta: No realmente... La recesión reduce la demanda económica, y cuando la demanda está deprimida, menos personas conducen. Lo que a su vez lleva el precio de la gasolina a caer como cualquier otra mercancía cuando la demanda cae. A medida que la economía y la actividad económica se recuperó, tanto en los EE. UU. y en otros lugares, el precio de la gasolina subió también.” - TIME

“A menos que los accidentes de la economía mundial o las oraciones de intervención divina comiencen a funcionar, nadie en el mundo tiene el poder de reducir significativamente el precio de la gasolina en la gasolinera... Es difícil entender por qué esto no es tan arraigado en nuestra conciencia nacional como, por ejemplo, la relación entre la oferta y la demanda. Quiero decir, viendo que así es exactamente como el precio del petróleo se determina.” - Grist