NOTIBLOG: ¿Cuán vulnerables son las plantas nucleares de los EE.UU.?

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Esta es una editorial publicada en CNN.com escrita por mi jefe y Presidente de NRDC, Frances Beinecke.

Nuestros pensamientos y oraciones están con el pueblo de Japón, ya que esta enfrentando las consecuencias de un catastrófico terremoto, un tsunami terrible y la peor crisis nuclear desde Chernóbil.

La situación nuclear es complicada, los riesgos son graves y ascendentes y los acontecimientos se están moviendo demasiado rápido para cualquier juicio o conclusión final.

Sin embargo, cinco días en esta crisis y ya varias cosas están claras.

En primer lugar, la tecnología nuclear conlleva riesgos catastróficos.  Protección contra estos riesgos es costosa, pero imprescindible. Necesitamos hacer un mejor trabajo. La tragedia que se desarrolla en la planta de energía nuclear Daiichi en Fukushima está demostrando el por qué.

Niveles elevados de radioactividad han sido liberados ya de Daiichi, que ha tenido explosiones en tres reactores y un incendio en un cuarto. Mientras escribo esto, 750 operadores de la planta han sido evacuados, dejando un equipo de emergencia de 50 limitado por los altos niveles de radiación.

Los núcleos de los reactores nucleares en las unidades 1, 2 y 3 han sufrido una fusión parcial, siendo en esencia lo mismo que sucedió a un solo reactor de Three Mile Island [Pensilvania] en 1979.

En los tres reactores, el nivel de agua de refrigeración cayó tan bajo que dejó las barras de combustible descubiertas, haciendo que se recalentaran y produjeran hidrógeno, que posteriormente explotó.

Los operadores de la planta están luchando heroicamente para mantener suficiente agua de mar pasando por los reactores para evitar una fusión total, lo cual es un peligro especialmente grave en el reactor 2. Si eso sucede, el resultado podría ser una liberación no controlada de altos niveles de gases radiactivos que podrían poner a las personas en riesgo, tanto cerca de la planta como lejos en la dirección del viento.

A medida que aprendemos las lecciones difíciles de la crisis en Japón, debemos avanzar en este país hacia una completa revisión y reevaluación de la seguridad nuclear, en la que dependemos para protegernos del riesgo de catástrofe.

Necesitamos, en primer lugar, mejorar nuestros planes de contingencia para apagones en centrales nucleares.

Los reactores nucleares y su residuo radioactivo son enfriados por agua que circula por bombas eléctricas. El problema fundamental en la planta de Daiichi es que la instalación perdió su energía eléctrica, las bombas de agua se apagaron y los sistemas de respaldo de las bombas fallaron. 

Eso le puede pasar a las plantas de EE.UU., debido, por ejemplo, a tormentas de invierno, huracanes, ataques terroristas, e incluso, en algunas regiones, a terremotos.

En Japón, la necesidad de enfriar el agua rápidamente superó el respaldo que suministraban las baterías de emergencia. ¿Estamos en mejor forma aquí en nuestro país?  La investigación de la Comisión de Regulación Nuclear encontró que algunas plantas sólo tienen un respaldo de baterías de cuatro horas. ¿Cómo podemos fortalecer nuestra capacidad para responder a un apagón en una central nuclear? A la luz de esta crisis, estas capacidades requieren una urgente revisión.

¿Qué pasa con los residuos del combustible? Actualmente, el combustible gastado en los reactores nucleares se guarda en grandes piscinas de agua para refrigeración. Una vez enfriado, o una vez que estas piscinas están demasiado llenas para guardar más combustible, el combustible es enterrado en concreto y se almacena de nuevo, en la central dentro de barriles sólidos.

Estas piscinas de combustible residual son un peligro. En este momento, se estima que hay 60.000 toneladas de combustible nuclear residual almacenado junto a los reactores nucleares de los EE.UU.  Si los niveles de agua bajan en una piscina de combustible residual, las barras de combustible son expuestas y se pueden calentar a temperaturas que pueden llegar a ser lo suficientemente altas como para incendiar el revestimiento de circonio que envuelve las barras de combustible.

El circonio se quema a temperaturas furiosamente altas y puede ser difícil, si no imposible, de extinguir. En este país necesitamos considerar el acelerar la velocidad a la que las piscinas de combustible residual se vacían y las barras de combustible residual son sepultadas en barriles de cemento.

Esto aún nos deja con el problema de la eliminación a largo plazo del combustible residual en este país. Todavía no hemos resuelto ese problema, así que el combustible residual permanece en las centrales nucleares en todo el país.

Esto no es sólo un riesgo en términos de salud.  En manos de terroristas, el combustible residual podría plantear una grave amenaza a la seguridad nacional.

La energía nuclear en este país debe ser segura. Sin embargo, como estamos viendo en Fukushima, esta tecnología lleva consigo riesgos catastróficos que deben ser reducidos al mínimo, sin importar el costo.

Aparte de los peligros de desastre catastrófico, la energía nuclear también impone enormes costos ambientales. Desde la extracción y el tratamiento de uranio a las operaciones del reactor y todo el proceso de la eliminación del combustible residual, esta tecnología daña o pone en peligro los suministros de agua dulce y de la tierra a una escala masiva. Esa cifra no se refleja plenamente en el precio que pagamos por el combustible nuclear.

Por último, la energía nuclear debe ser rentable.  En vez de eso, depende de subsidios de los contribuyentes de dos maneras:

En primer lugar, el gobierno garantiza préstamos para las plantas de energía nuclear.  Esto significa que los contribuyentes asumen los riesgos que Wall Street teme navegar. En segundo lugar, el gobierno federal asegura las centrales contra el riesgo de desastre catastrófico mientras ya que el sector privado no se subscribe a un riesgo tan alto.

Después de más de 50 años, la energía nuclear ya no es una tecnología experimental. No debe ser subsidiado por los contribuyentes.

Sin embargo, la Administración ha pedido al Congreso que proporcione $36 mil millones adicionales en garantías de préstamos para ayudar a financiar la próxima generación de centrales nucleares en este país. ¿Por qué? El gobierno ha prometido $8,3 mil millones en garantías de préstamo a Southern Co., que está buscando aprobación de la Comisión de Regulación Nuclear para agregar dos nuevos reactores en Vogtle, su planta nuclear en Georgia.

Después de más de 50 años, la pregunta que se debe hacer es: ¿Cuándo la industria de la energía nuclear por fin podrá demostrar que puede proveer energía segura y confiable a los consumidores sin subsidios públicos?

Eso es lo que el público estadounidense tiene derecho a esperar de la industria de la energía nuclear.