Prioridad No. 1: Eliminar las emisiones de los motores diesel

Peter Lehner Blog 1.jpg

Al comienzo de mi cargo en la unidad de derecho ambiental en la fiscalía de la ciudad de Nueva York en 1990, realicé una encuesta informal entre mis conocidos con el fin de identificar el peor problema ambiental en la ciudad de Nueva York. Casi la mayoría respondió que el problema ambiental más grave era el humo negro que emitían los tubos de escape de los camiones y autobuses diesel a la altura de las cabezas de los niños.

Son pocos los que ahora recuerdan esos días. Ocurrió un cambio real y relativamente rápido en NY. Gracias a las leyes de aire limpio y las normas estrictas de emisión de diesel en Nueva York, sus habitantes ya no necesitan esquivar instintivamente una nube hedionda de diesel cancerígeno. Cuando los últimos motores de diesel sucios sean eliminados gradualmente en todo el país, alrededor de 2030, estaremos salvando unas 26.000 vidas cada año.

Contaminación de diesel de autobuses en Yakarta (cortesía de Asian Development Bank via Flickr)

Las personas en los países en desarrollo, sin embargo, sieguen siendo víctimas del diesel. (Las emisiones de diesel sin duda ayudaron en la reciente contaminación por encima de lo normal en China). 

Los motores diesel sucios, junto con las centrales eléctricas y las estufas de leña, son grandes generadores de partículas, mejor conocidas como hollín y responsables por 3,2 millones de muertes prematuras cada año, en todo el mundo.

Los motores diesel además contribuyen al cambio climático. Al centro de cada partícula de hollín de diesel se encuentra un núcleo que absorbe luz y emite calor conocido como “carbono negro.”  Según un importante estudio publicado la semana pasada, el carbono negro es el segundo mayor contribuyente de gases de efecto invernadero emitidos por el hombre. Tiene dos veces el impacto producente de calentamiento global de lo que se pensaba. Los motores diesel son responsables por el 20 a 25 por ciento de las emisiones de carbono negro.

El diesel no sólo presenta un riesgo mortal a la salud pública, sino que también es un poderoso agente del calentamiento global. Sin embargo, por experiencia sabemos que podemos reducir la contaminación de diesel, rápida y eficazmente.

En EE. UU., los programas para erradicar las peores emisiones de diesel han sido notablemente eficaces. Cuando Nueva York se deshizo de sus autobuses de diesel sucio (en respuesta a una campaña encabezada por NRDC), las partículas de la flota bajaron un 97 por ciento. Las emisiones de carbono negro probablemente fueron cortadas por una cantidad similar a través de ese esfuerzo. En California, las emisiones de carbono negro total han caído casi un 50 por ciento en los últimos 25 años, debido principalmente a las normas estrictas de emisiones de diesel.

Los nuevos motores de diesel en EE. UU. ahora contaminan entre 90 y 95 por ciento menos que los motores que se vendían hace unos años, gracias a una norma nacional de combustibles de bajo azufre y las normas de emisiones que han obtenido que todos los nuevos camiones y autobuses vengan con filtros de última tecnología. Los programas para erradicar las emisiones de diesel en EE. UU. evitaran 26.000 muertes prematuras cada año.

Existen programas similares alrededor del mundo que tienen el potencial de salvar millones de vidas y también contribuyen en frenar el calentamiento global a corto plazo. A diferencia de dióxido de carbono, el carbono negro es un contaminante climático de corta duración. Toma efecto rápidamente y desaparece rápidamente. Si enviamos menos diesel a la atmósfera, logramos beneficios casi inmediatos.

Los vehículos diesel en los países en desarrollo queman combustible de alto contenido de azufre y carecen incluso de los más básicos controles de emisiones, lo que expone a las personas a casi 100 veces más contaminación tóxica, mientras generan toneladas de contaminación que contribuye al calentamiento global. Debido a que la contaminación de diesel se produce en zonas densamente pobladas y a la altura de las vías respiratorias, impacta la salud humana de gran manera, lo que hace del diesel un blanco importante en la lucha por limpiar el aire. Ya que el diesel produce carbono negro, un contaminante de efecto invernadero confirmado, también es un objetivo fundamental en la lucha por frenar el cambio climático.

NRDC fundo el Partnership for Clean Fuels and Vehicles y hemos estado trabajando para erradicar los contaminantes en el diesel con diferentes países en desarrollo. Por medio de esta alianza, varios países alrededor del mundo han comenzado a diseñar una norma para lograr el uso de combustible diesel ultra bajo en azufre. Este combustible ya está disponible en algunas ciudades importantes del mundo, incluyendo Delhi, Hong Kong, México y Beijing, pero su uso no está generalizado y ciertamente no es el estándar.

El éxito anterior de la Alianza en eliminar el plomo de la gasolina en todo el mundo, gestión que se espera genere unos $2,4 trillones entre costos de salud reducidos, beneficios sociales y económicos, da esperanza de que un éxito similar se pueda lograr con el diesel. Erradicar la contaminación de motores diesel en todo el mundo podría evitar millones de muertes prematuras debidas al cáncer, ataques al corazón y enfermedad pulmonar. También ayudaría a reducir los gases de efecto invernadero rápidamente. Junto con nuestros esfuerzos por contrarrestar los efectos potentes y de largo plazo del dióxido de carbono, tiene sentido eminente combatir los contaminantes transitorios como el carbono negro también. ¡Liberémonos de los contaminantes en el diesel!

Peter Lehner’s Blog