Toyota se opone a norma de eficiencia vehicular en México

Muchos conductores consideran a Toyota como la empresa automotriz más verde y socialmente responsable por su liderazgo en la venta de vehículos híbridos de bajo consumo de combustible. Es por eso que es un shock aprender de mi colega Rich Kassel acerca de ciertas acciones que Toyota ha tomado al sur de la frontera. En un sorprendente giro de los acontecimientos, Toyota ha estado trabajando discretamente en una estrategia legal para bloquear nuevas normas de rendimiento de combustible y de emisiones de carbono, esencialmente las mismas normas que la compañía apoya aquí en los EE. UU.

Según lo descrito por mi colega Rich Kassel en su blog, la nueva norma (“NOM-163”) básicamente armonizaría las normas mexicanas con las de EE. UU. que alcanzan 14,9 km/L (35 millas por galón) para el año 2016. Después de todo, ¿a caso los conductores mexicanos no merecen los mismos vehículos limpios y de bajo consumo que sus vecinos del norte? Los fabricantes de automóviles ya han sido merecidamente criticados por vender vehículos más contaminantes fuera de los EE. UU.

Para mí, una de las mayores sorpresas es que Toyota apoya la versión de EE. UU. de esta norma. Y de hecho, apoya una versión mucho más estricta, la siguiente fase de las normas estadounidenses que duplicarán la eficiencia vehicular al elevar el rendimiento de combustible a 23,17 kilómetros por Litro (km/L) para el 2025. Un cínico diría que Toyota simplemente no está tan preocupado por cultivar una imagen “verde” fuera  de los EE. UU.

Pero es aún peor. Si bien este tipo de litigio sería público en el sistema judicial de EE. UU., las acciones legales de Toyota llegan como una sorpresa. Sus tácticas legales recién salen a la luz.

Por desgracia, el tribunal mexicano parece estar del lado de Toyota. El 20 de septiembre, un tribunal mexicano emitió una orden judicial para detener al organismo regulador del gobierno de siquiera considerar la propuesta, a pesar del hecho de que una norma definitiva todavía no se había presentado.

Toyota ha tenido suficiente tiempo para expresar sus inquietudes públicamente. La propuesta del gobierno de México fue discutida abiertamente durante años con  partes interesada en la industria, la comunidad ambiental y el gobierno. La propuesta debió ser finalizada antes del final del mandato del presidente Calderón.

México podría perder mucho tiempo si esta estrategia de Toyota tiene éxito. Como señala Rich Kassel, el programa “ahorraría alrededor de 513 mil millones de pesos a los conductores mexicanos, reduciría los gases de efecto invernadero por 170 millones de toneladas y significaría un ahorro de 70 mil millones de litros de combustible”.

Creíamos que Toyota había aprendido una lección después de tomar una acción similar en los EE. UU. y oponerse a  estrictas normas de ahorro de combustible en el Congreso. En 2007, Toyota instó públicamente al Congreso a aprobar una versión debilitada de una actualización a las normas de rendimiento de combustible. Afortunadamente, debido en gran parte a que NRDC pidió a los dueños de automóviles Prius que tomen acción, por lo menos 100.000 lo hicieron, Toyota dio marcha atrás y finalmente apoyó normas más fuertes. (Ve este video con tono irónico que producimos y que ayudó a cambiar la situación).

La ironía es que Toyota se ha beneficiado al igual, si no más, que cualquier otra compañía de la creciente conciencia ambiental de la población estadounidense. Apenas ayer se publicaron cifras que muestran que el Toyota Prius fue el automóvil más vendido en California durante los primeros nueve meses de 2012. Y, sin embargo, la misma empresa que gracias a una línea de vehículos relativamente eficientes ya está bien posicionada para cumplir con las nuevas normas publicadas en agosto que aumentarían la eficiencia vehicular a 23,17 km/L (54,5 millas por galón), está socavando una acción menos estricta en México.

Nuevamente creemos que los más de un millón de dueños de vehículos Prius en los EE. UU., deben saber que las acciones de Toyota no siempre coinciden con su imagen. Al igual que durante el debate en 2007 sobre las normas de rendimiento de combustible aquí en EE. UU., no es demasiado tarde para que Toyota cambie de rumbo. Todavía tiene tiempo para abandonar su oposición a que los conductores mexicanos tengan las mismas normas de rendimiento de combustible para vehículos limpios que tenemos nosotros, antes de que su imagen verde se termine de manchar.